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miércoles, 15 de diciembre de 2010

 PIPILOTTI RIST, videoarte, imaginación, sensibilidad y relajación.

Si el videoarte es un género en el que suelen abundar caóticas sucesiones de imágenes que connotan la dificultad para ser y estar en el mundo, puede decirse que la suiza Elisabeth Rist (conocida popularmente con el nombre de Pipilotti) vino a quebrantar aquel lugar común.



    Elisabeth Charlotte Rist (nacida en 1962 en Grabs, Sankt Gallen, Suiza) es una reconocida videoartista. Actualmente vive y trabaja entre Zúrich y Los Ángeles. El nombre hace referencia a la novela Pippi Calzaslargas de Astrid Lindgren. Durante sus estudios, empezó a realizar películas en Super 8. Sus trabajos duran generalmente un par de minutos, alterando colores, velocidad y sonido. Sus trabajos generalmente tratan hechos relacionados con el género, sexualidad y el cuerpo humano. En contraste con otros muchos artistas conceptuales, sus coloridos y musicales trabajos transmiten una sensación de felicidad y sencillez. Fueron en un principio considerados como obras de crítica feminista. Hoy en día sus trabajos se encuentran en las más importantes colecciones de arte de todo el mundo.

      En I'm not the Girl Who Misses Much (1986) Rist muestra como baila ante la cámara con un vestido negro con el pecho descubierto y labios rojos. Las imágenes son monocromáticas y difusas. Canta "I'm not the girl who misses much"; su versión del estribillo de la canción Happiness Is a Warm Gun de John Lennon ("She's not a girl who misses much") Al final, la imagen se vuelve azul y poco a poco difusa. El sonido se detiene. Rist cobró fama gracias a Pickelporno (1992), un trabajo sobre el cuerpo femenino, y la excitación sexual. La cámara, con un objetivo ojo de pez se mueve próxima a los cuerpos de una pareja. Las imágenes están cargadas de colores intensos, para percibirlas de una manera extraña, senual y ambigua por el espectador.

      Ever is Over All (1997) muestra a cámara lenta a una joven que aplasta una flor tropical en los cristales de coches aparcados. Una policía se acerca y la saluda. El clip ha sido comprado por el MOMA de Nueva York. Los dieciséis videoclips de Open My Glade fueron reproducidos cada hora en una pantalla en Times Square en Nueva York, una iniciativa del programa Messages to the Public, que existe desde 1980.
      No sólo se asocia a Pipilotti con la MTV por los aspectos visuales de sus grabaciones sino también por la importancia que desempeña la música en todas sus obras. Antes de convertirse en artista visual, Rist formaba parte del grupo de rock femenino Les Reines Prochaines. Desde entonces no ha dejado de componer. Las canciones hipnotizantes que acompañan a los vídeos son creadas por la artista en colaboración con Anders Guggisberg, también artista, además de miembro del equipo de profesionales que trabajan con ella.


 

Del vídeo a la instalación
Con el transcurso del tiempo, las obras se han hecho cada vez más sofisticadas. Su enriquecimiento personal, unido a los avances tecnológicos, han dado lugar a cortos indudablemente bellos y envolventes. Lo que no cambia es que ella sigue interpretando el papel de protagonista. Se produce un cambio sustancial cuando Pipilotti decide añadir una nueva dimensión a sus creaciones. Deja atrás el formato plano y comienza a crear instalaciones en las cuales integra vídeos que proyecta directamente sobre muebles, bañeras o simplemente sobre suelos y paredes del museo. Las imágenes invitan al disfrute. Esta “dulzura” aparente de sus obras ha suscitado críticas. Pipilotti ha repondido a sus adversarios haciéndoles la pregunta de por qué hemos de rehuir del placer. Según ella, el disfrute es mantenido al margen del arte, al ser considerado más propio de la cultura popular. La artista rechaza hacer distinción entre low-art y high-art, sin negar la existencia de valores de calidad. 

Desde la secuencia intermitente de imágenes psicodélicas y pop, hasta la utilización de las tomas fallidas de las grabaciones en vídeo, las imágenes de la autora son un licuado de instantáneas de un universo onírico, con reminiscencias del subconsciente y todo ello reconstruido bajo la regla de la libre asociación. Los videos de Rist también buscan la estimulación de todos los sentidos en el momento de la percepción al proyectarlos de diversas maneras en habitaciones para que la gente se siente en sillones agigantados o se tumbe en el suelo para verlos y escucharlos. La saturación de colores en sus vídeos –tirando hacia los azules eléctricos y los rojos- o el humor y su obsesión por el cuerpo femenino, no son las únicas características de la obra de Rist, sino también las posibilidades que el entorno provoca sobre el espectador de sus obras. 




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